Con más de 600 millones de personas, Latinoamérica tiene el potencial de posicionarse como una de las principales economías del mundo.

Sin embargo, como cada país de la región opera independientemente, el nivel de adaptación de Latinoamérica no es tan rápido como otras regiones del mundo que funcionan como una sola. De hecho, si revisamos el éxito de otras regiones y tenemos en cuenta la amplia capacidad de Latinoamérica, las perspectivas para la región podrían ser mejores ya que las redes resultantes tendrían la capacidad de impulsar a cada país individualmente y de esta manera, a toda la región en general.

Superar la fragmentación en Latinoamérica es clave para expandir y democratizar los servicios de banda ancha. Avanzar en infraestructura compartida, invertir en mano de obra calificada, y mantener diálogos permanentes entre los gobiernos de la región, son aspectos claves para mejorar su perspectiva en el corto, mediano y largo plazo.

Varios países han comenzado el camino hacia la universalización y mejora del sistema de banda ancha. Algunos ejemplos los vemos en Brasil, donde recientemente se anunciaron beneficios fiscales para la construcción de redes de banda ancha (sin embargo, dado la complejidad del sistema fiscal, las medidas han tenido poco efecto). Por su parte, México tiene como objetivo combatir los monopolios (un plan que ha conseguido bajar los precios para el consumidor final, pero aún no ha logrado aumentar significativamente el ancho de banda promedio ofrecido).

De igual forma, los gobiernos de Perú y Colombia, en alianza con el sector privado, han invertido en la instalación de infraestructura óptica para la interconexión de ciudades. Estas iniciativas han destacado por sus resultados, pero podrían tener un impacto aún mayor, si se crean sinergias y unificaciones entre los diferentes proyectos.

Una mayor planificación entre los países sería de gran beneficio para todos, especialmente en lo que respecta a temas de comercio dentro de la región. En muchos casos, los gobiernos latinoamericanos han tenido mejores acuerdos comerciales con China y Estados Unidos, que con países presentes en la región (principalmente porque no hay grandes facilitadores y ventajas que lo impulsen). Incluso las barreras económicas que existen entre algunos países no podrán revertir esta tendencia hasta que se logre una visión estratégica compartida y una mayor cooperación entre las autoridades.

Las autoridades de diferentes países podrían mejorar la visión de la región al fusionar sus esfuerzos en una estrategia alineada, consistente y conjunta, que genere mayor competitividad y se traduzca en condiciones óptimas para la expansión de los servicios de banda ancha.

Uruguay es un caso de éxito en este tema, con más del 90% de los hogares con cobertura de fibra óptica, gracias a subsidios del Estado (facilitados por el tamaño del país). Chile también tiene una posición prominente con un alto nivel de penetración en fibra óptica, como resultado de una razón totalmente diferente: los impuestos son bajos y existe un poco de burocracia, lo que incrementa la competitividad de los operadores, al mismo tiempo que éstos optimizan sus servicios.

Estos dos países tienen logros significativos en la materia, los cuales podrían ser aún mejores al trabajar en conjunto con otras economías robustas de la región. Además, la desigualdad característica de muchas naciones de Latinoamérica es algo que evidenciamos en la distribución de banda ancha, donde existen regiones bien atendidas, pero otras que están lejos de su desarrollo, lo que posiciona a Latinoamérica como un bloque intermediario en el contexto global, ubicado por encima de otras regiones que están más alejadas de la banda ancha (como ciertas áreas en Asia y África) y al mismo tiempo, lejos de otros países con infraestructura local más desarrollada como Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón, Corea del Sur y Australia.

Las nuevas tecnologías permiten una transformación de red más sencilla y asequible. El segmento de la fibra para los hogares (FITH por sus siglas en inglés) registró un incremento del 18% en la región entre diciembre de 2015 y septiembre de 2016, gracias a unos productos más efectivos, sumado a la accesibilidad y la rapidez de instalación. Actualmente, aproximadamente 23.5 millones de hogares en Latinoamérica cuentan con redes de fibra óptica según datos del estudio de Fiber Broadband Association, Latin America Chapter. Esto es un indicador claro del potencial de la región donde a pesar de los retos presentados, el alcance del internet aumenta.

La expansión de las redes de fibra óptica es una manera efectiva de conectar al continente. La fibra es la forma más rápida de transmisión de datos, al ser una tecnología capaz de satisfacer las nuevas necesidades de conexión, impulsada por tendencias como el «Internet de las cosas», la densificación 4G, la aparición de 5G y la tecnología de la nube, entre otros.

Tadeu Viana

Director de Ventas para CALA

Corning Optical Communications

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Actualizada: 5 de mayo de 2023 12:27 PM Fecha de Publicación: 9 de mayo de 2018 11:27 AM Categorías: Artículos