Afortunadamente, para muchos inversores la ISR es desde hace un tiempo un principio rector a la hora de hacer sus operaciones. El número de fondos en bolsa que atienden a esos inversionistas se ha multiplicado en los últimos años, incluyendo a pesos pesados de la industria como BlackRock Inc. y Goldman Sachs Group Inc.
De hecho, existe desde 2009 una iniciativa de las Naciones Unidas llamada Sustainable Stock Exchanges (SSE) en forma de plataforma de aprendizaje para explorar cómo las empresas de gestión de inversiones, en colaboración con inversionistas, reguladores y empresas, pueden mejorar la transparencia corporativa y en última instancia el desempeño medioambiental, social y corporativo y fomentar la inversión sostenible.
No es desde luego una iniciativa de poca importancia si observamos que incluye más de 60 bolsas de valores, que representan más del 70% de los mercados de acciones cotizados en todo el mundo.
Como vemos, tanto los inversores como las empresas que gestionan esas inversiones se mueven cada vez más por otras razones además de las puramente económicas y de retorno de su inversión.
¿Qué mueve a los inversores de ISR?
Cuatro son las motivaciones principales para que los inversores se decidan cada vez más por la ISR, según un estudio del World Resources Institute (WRI):
- Percepción y creciente evidencia de relevancia: Los inversionistas a largo plazo están empezando a reconocer que considerar el desempeño en factores clave de sostenibilidad puede ayudar a identificar las compañías mejor posicionadas para prosperar en un mundo cada vez más limitado en recursos. Es decir, el creciente número de estudios que documenta una asociación relevante, en su mayoría positiva, entre la sostenibilidad y el desempeño financiero corporativo, hace que las inversiones que contemplan poner dinero en empresas responsables sean cada vez mejor vistas.
- Cambios en las políticas y las regulaciones: Estos cambios están haciendo que las externalidades ambientales, sociales y de gobierno corporativo sean más relevantes financieramente para las empresas y por lo tanto para los inversores. Los desarrollos de las políticas existentes aumentan el valor de las prácticas de inversión sostenible y hacen que ignorarlas sea algo arriesgado.
- Alineación con las misiones de los inversores: Los propietarios de activos que persiguen una inversión alineada a su misión emplean sus participaciones como un medio adicional para cumplir con esa misión o, como mínimo, para gestionar las inversiones en una forma que no la menoscabe.
- Campañas de desinversión en combustibles fósiles: Gran parte del reciente impulso hacia la inversión sostenible ha sido estimulado por el movimiento de desinversión de combustibles fósiles, que aboga por no poseer acciones en ninguna compañía con reservas de combustibles fósiles en su balance.
Parece entonces que irá aumentando progresivamente el número de inversiones y de cantidades invertidas bajo criterios de sostenibilidad, pero la ISR también tiene dificultades que ponen palos en las ruedas de ese avance.
¿Qué retiene a los inversores para hacer ISR?
Un reciente artículo publicado en Greenbiz ponía de manifiesto que ante el auge de la ISR y la expectación que genera, todavía perdura “una cierta confusión, duda y escepticismo” hacia ella.
Las barreras a la ISR se pueden agrupar en cuatro grandes razones, o quizá deberíamos llamarlas percepciones puesto que no son totalmente ciertas.
Las principales barreras para avanzar en ISR son la percepción de que no es rentable, que viola el ‘deber fiduciario’, que es arriesgada y que es inviable.
La primera de las barreras o mitos es la creencia de que las ISR no son tan rentables como las inversiones que se pueden hacer en negocios, digamos menos sostenibles y éticos, como pueden ser el armamentístico, el del tabaco, el alcohol, los que contribuyen al cambio climático siendo productores de combustibles fósiles, u otras similares.
Contra esa percepción, el artículo da varios ejemplos respaldados con datos según los cuales los fondos de renta variable sostenible normalmente tienen retornos medios iguales o más altos y una volatilidad igual o menor que los fondos de inversión tradicionales.
Los contrarios y escépticos a la ISR también suelen poner como causa de su bajo interés hacia ella el hecho de que viola el llamado ‘deber fiduciario’ o la responsabilidad legal del inversionista de tomar decisiones de inversión en el mejor interés del beneficiario, llamado a maximizar los rendimientos de la inversión por encima de todo.
Pero, por el contrario, las prácticas de sostenibilidad y responsabilidad corporativa no son contrarias a ese deber puesto que pueden reducir el coste del capital para las empresas y mejorar el desempeño operacional, como ocurre por ejemplo con aquellas que mejoran el uso de la energía y/o reducen el desperdicio.
La percepción de que la ISR es arriesgada en mercados inciertos como los actuales es la tercera barrera que nos encontramos. Desde luego, la entrada en el tablero político de Donald Trump no ayuda a disipar dudas y generar certezas por lo que la inseguridad se puede apropiar de las decisiones de determinados inversores.
A lo anterior se suma la existencia en el pasado de burbujas en el sector de tecnologías limpias en el periodo 2010-2011 y las dudas sobre si las políticas crearán los incentivos necesarios para iniciar una potente transición a una economía baja en carbono.
Pero visto desde una perspectiva que tiene en cuenta el Acuerdo de París, los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y otras iniciativas, lo realmente arriesgado en cuanto a inversiones es ignorar esos acuerdos y no tener en cuenta el impulso global que hay detrás de ellos.
En último lugar, existe la percepción de que la ISR en “inviable” ya que requiere de trabajos y actividades que otro tipo de inversiones no necesitan. Pero esa sensación es también errónea puesto que se cuenta con abundantes recursos y ayudas técnicas especializadas para ayudar a los inversores a iniciar sus inversiones responsables.
Simplemente, esto sí es cierto, hay que invertir recursos económicos al comienzo que sirvan para preparar y afianzar las tomas de decisiones iniciales, generalmente dirigidas a la realización de inversiones pequeñas de gran liquidez para, con el tiempo y la experiencia, ir profundizando más en la ISR a la vez que se hacen servir las herramientas de seguimiento necesarias.
Información y transparencia, claves para una ISR real
Los recursos técnicos y herramientas son de vital importancia para el progreso y la difusión de la ISR. El desarrollo de diferentes estándares ha ayudado a generar una fuente confiable y consistente de información con la que evaluar el desempeño en responsabilidad social corporativa de las empresas y proporcionar conocimiento para la toma de decisiones de inversión.
Los inversores debemos estar correcta y transparentemente informados sobre en qué fondos exactamente estamos poniendo nuestro dinero y qué empresas hay detrás.
Los fondos sostenibles deben ser estrictamente vigilados y también los pequeños inversores, aquellos como usted o como yo que podemos ir a un banco a invertir nuestros pequeños ahorros, debemos estar correcta y transparentemente informados sobre en qué fondos exactamente estamos poniendo nuestro dinero y qué empresas hay detrás.
Sin ir más lejos, el artículo Pay close attention to what’s in your ethical fund de Bloomberg nos pone de ejemplo seis de los treinta principales fondos de inversión “socialmente responsables” que tienen incluidos en ellos a empresas que se dedican a la producción de tabaco como British American Tobacco o a extracción de combustibles fósiles como Exxon, British Petroleum y otras.
Hay que estar muy atento a dónde se destina nuestro dinero como pequeños inversores.
Por último, tal y como comentamos en un artículo anterior sobre el propósito de las organizaciones, y aún teniendo en cuenta esta necesidad de transparencia, información y diálogo, las empresas hablan en Powerpoint mientras los inversores lo hacen en Excel. Todavía existe un gran desajuste en la información sobre sostenibilidad que los inversores piden a las empresas y la que las empresas realmente les ofrecen.
Y, al igual que cualquier otro stakeholder, a los inversores hay que darles la información que necesitan y con el formato y narrativa adecuados.