El proyecto Smart City de Viena (Austria) uno de los punteros a nivel mundial

El siglo que estamos viviendo está llamado a ser el de las ciudades y a que éstas tengan un impacto clave en el desarrollo sostenible de los países. Deben ser auténticas plataformas para las personas viven y trabajan en ellas, y para las empresas desarrollan su actividad y prestan sus servicios.

Por otra parte, las ciudades son grandes centros de consumo de recursos. Se estima que en la actualidad las ciudades son responsables del gasto del 75% de la energía mundial y generan el 80% de los gases responsables del efecto invernadero.

Antes esta realidad emerge un nuevo concepto, el de smart city ó ciudad inteligente. Coincidimos con el experto Boyd Cohen, en que el término smart cityes un poco ambiguo. Una definición sencilla sería la de una ciudad que usa tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para proporcionar servicios a sus ciudadanos. Otra definición más amplia que propone es la que dice que las smart cities utilizan las TICs para ser más inteligentes y eficientes en el uso de recursos, reduciendo costes y ahorrando energía, mejorando los servicios proporcionados y la calidad de vida, y reduciendo la huella medioambiental, todo ello con la ayuda de la innovación y una economía baja en carbono.

La ecointeligencia de las ciudades surge cuando las inversiones en capital humano y social, y en infraestructura de comunicación, fomentan precisamente un desarrollo económico sostenible y una elevada calidad de vida, con una adecuada gestión de los recursos naturales a través de un gobierno participativo.

En la práctica, y a un nivel más popular, la smart city es una ciudad comprometida con su entorno, tanto desde el punto de vista medioambiental como en lo relativo a los elementos culturales e históricos, con elementos arquitectónicos de vanguardia, y donde las infraestructuras están dotadas de las soluciones tecnológicas avanzadas para facilitar la interacción del ciudadano con los elementos urbanos, haciendo su vida más fácil.

La smart city es una de las herramientas más potentes en políticas públicas en los próximos años

Alumbrado ecointeligente en Smart City Málaga (España)

Integrar el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en la evolución de una ciudad no solo va a suponer mejoras notables en la provisión de los servicios, sino que va a constituir en sí misma una vía sostenible para el desarrollo económico y social en las próximas décadas de la economía de las ciudades y, por lo tanto, de la economía de los países.

Son muchas y variadas las iniciativas que se enmarcan dentro de un proyecto global de smart city. No todas tienen que estar presentes en la implementación de una ciudad inteligente determinada, aunque para ser una verdadera smart city es imprescindible tener desde el principio una visión holística de todas las necesidades de la ciudad y por lo tanto, de todo lo que se puede ofrecer en este contexto.

Los ejes en los que suele incidir un proyecto de smart city, y a los que vamos a dedicar esta serie de artículos, tienen que ver con la movilidad urbana, la eficiencia energética y en general, la gestión sostenible de los recursos, la gestión de las infraestructuras de la ciudad, el gobierno participativo y la seguridad pública así como con las áreas de salud, educación y cultura, para terminar con la integración del comercio electrónico.

Smart City Barcelona está entre los mejores del mundo

Los proyectos que se plantean alcanzan todo su potencial cuando se integran en la visión conjunta de otros servicios. Pongamos por ejemplo una aplicación que ayuda a gestionar el tráfico en tiempo real en una ciudad, pero que al mismo tiempo ayuda a identificar las zonas con mayor concentración de contaminación, información que a su vez puede utilizarse para explicar por qué en determinadas zonas de la ciudad hay una mayor incidencia de enfermedades respiratorias.

Fuente: Ecointeligencia.

Foto Créditos: Foto 1, 2 y 3.

Actualizada: 4 de mayo de 2023 6:13 PM • Noticias y Eventos